jueves, 18 de diciembre de 2014

EL PEQUEÑO NICOLÁS

Pequeño ya no es, aunque sus peripecias sociales y mediáticas se remontan a la infancia, cuando lo era de verdad. Si tuviera treinta años, sus habilidades para despertar afectos y confianzas y para promover interrelaciones entre las personas le hubiesen situado en un puesto político preferente. Pero movido por su fantasía infantil, por la urgencia de sus impulsos adolescentes de poder, ha seguido atajos prematuros a título individual, sin encuadrarse en una organización política formal en la que hubiera desarrollado sus cualidades innatas. Es una pena –es un decir– que pudiendo haber sido un eminente golfo político se haya quedado en un golfillo con grandes aspiraciones personales dentro de un entramado confuso y difuso de la derecha corrupta. Pero lo más grande es que no se cree un delincuente, que no se siente culpable sino hábil dentro de un mundillo corrompido de hecho, de un mundo tan  habitual y contaminado como el aire que respiramos en las ciudades. Tiene carilla de bueno, casi angelical a veces, y hasta es capaz de despertar buenos sentimientos en aquellos con los que se relaciona y con los que aparece en las fotos. Unos cazan autógrafos de personas conocidas, pero Nicolás caza fotos simpáticas en compañía de políticos y empresarios, demostrando lo fácil que es arrimarse a las inseguras figuras del poder, pendientes casi exclusivamente de ellos mismos. Ha sabido traficar bien con esas dudosas influencias que pueden otorgar favores a terceros, ingenuas víctimas del timo de la estampita, es decir, del timo de comprar algo que es falso, cegados por la ambición. Aunque alguna vez haya funcionado el truco.
 
El pequeño Nicolás es un falso héroe infantil de nuestros días, un connaisseur de pequeña dimensión del entramado falto de escrúpulos éticos del poder político y económico de nuestra sociedad. Aunque en otro contexto, goza de las dudosas simpatías que en su día despertó “el Dioni”,conductor y secuestrador de un furgón blindado bancario, y que han despertado todos los estafadores y atracadores inteligentes que en el mundo han sido.
 
 

jueves, 27 de noviembre de 2014

QUEREMOS... Y NO “PODEMOS”

De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, se dice. Pero es bonito caminar mientras se mantiene la ilusión, porque sin ilusiones es muy dura la existencia. Cuando la clase política padece una diarrea severa que contamina todo lo que toca, se necesita un soplo de aire fresco que oree el ambiente. La clase política, la casta que llaman los recién llegados “we can”, está inmersa y obnubilada en su propia supervivencia, encerrada en su alcoba maloliente y ajena al mundo de la calle.

Hay que atajar la infección, todo el mundo está de acuerdo, pero no es fácil cuando el mal se ha hecho crónico. Y no bastan las buenas intenciones, el posibilismo ingenuo de los recién salidos de la facultad que estrenan bata blanca. Hay también mucha ambición en esos jovenzuelos dispuestos a cambiar ciegamente lo que haga falta, incluso sus propios planteamientos, para erigirse en jefes de clínica. Tampoco ellos están libres de virus, pues han crecido en un ambiente contaminado. Pero se les puede perdonar, porque si hay una cura del mal, tendrá que provenir de ellos, o de sus buenas intenciones.

No es fácil sanear las instituciones de un país cuando el cáncer de la corrupción se ha extendido por todas partes. Políticos, jueces, banqueros, empresarios, religiosos,  sindicalistas y otros más, han sido alcanzados en cierta proporción por la metástasis.

La duda es si basta querer para poder, porque no hay cura todavía para este ébola que es ya una epidemia. Ni siquiera, de momento, hay vacuna.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LIBROS QUE "ENGANCHAN"


Es bastante corriente afirmar hoy, como expresión de valor,  que un libro te “engancha”. Y se supone que te engancha y no te suelta desde el principio al final, obligándote a leerlo de un tirón si tienes tiempo para hacerlo. La expresión es un síntoma de la cultura que nos invade, la del entretenimiento, la dispersión  y la superficialidad, como analiza Vargas Llosa en su último libro “La civilización del espectáculo”. Hay tantos requerimientos para nuestra atención que si algo no nos “engancha” enseguida, lo abandonamos, ya que nos acosa la inquietud de que nos estamos perdiendo otras muchas cosas. Por eso, un libro que engancha debe hacerlo sobre todo en las primeras frases, a la manera del anzuelo que se clava en la boca del pez atraído por el cebo. Así que todo novelista actual con pretensiones de triunfar se esfuerza por perpetrar un arranque impactante; eso es lo que se lee en las librerías cuando se  ojea un libro. Pero para que el libro siga enganchando, su acción no debe decaer, debe envolverte en su dinámica sin permitir evadirte ni reflexionar; debe convertirte en un espectador pasivo. Por ahí van los Best Sellers, la delicia de la literatura de evasión para el gran público de nuestros días. Importa más la capacidad de distracción que la calidad, al menos para decantar un volumen generoso de ventas.

¿Quién tiene hoy la paciencia de sentarse cómodamente a leer una obra de calidad esperando encontrar en ella planteamientos y visiones del mundo que aporten un enriquecimiento a la propia existencia? Muy pocos. Hoy no se quiere saber nada porque se cree que no hay nada que saber. Se trata simplemente de disfrutar el tiempo presente de la misma manera que se consume un dulce o una copa. Se trata de entretenerse, no de crecer.

Hay algo, sin embargo, que llama la atención en la novela actual, algo aparentemente contradictorio con esta cultura del entretenimiento. Son las técnicas narrativas que alteran y dificultan el seguimiento cómodo del relato. Se trata de la fragmentación y recomposición de la línea temporal, de la aparición de diferentes narradores o puntos de vista, de la mezcla de relatos que pueden confluir o no en algún punto, etc. Todo ello, salvo un empleo inteligente de los recursos, que se da pocas veces, contribuye a hacer la lectura engorrosa, a desorientar al lector, a obligarle a releer o tener una memoria de elefante, a completar en suma un puzle tanto más difícil cuanto más se ha espaciado la lectura. De esta manera se logra dar una sensación de complejidad y enjundia a relatos que muchas veces son insulsos, pero que al menos proporcionan al lector la oportunidad de distraerse intentando recomponer la historia y sentirse satisfecho de sí mismo cuando lo logra. Seguimos pues en la cultura del juego, del entretenimiento.

En cuanto a los contenidos, la actual literatura de usar y tirar sigue las mismas veleidades comerciales que la ropa, es decir, que se vuelven a poner de moda modelos que hacía tiempo no se cultivaban, como la novela policiaca, la romántica, la negra o la pornográfica, sin que añadan nada nuevo ni lleguen nunca a los niveles de calidad alcanzados en otras épocas. Afortunadamente para las editoriales, la población se renueva y toma como nuevo lo que ya tiene más años que el tebeo.

Libros que enganchan, pero sólo un momento, lo que dura su lectura, y después se olvidan; no como las obras que se incorporan a nuestro equipaje cultural  y permanecen siempre vivas en la memoria.

lunes, 3 de noviembre de 2014

¿REQUIEM POR EL LIBRO?

Al principio fueron las “tablillas de arcilla” los soportes de la escritura. En el inmediato futuro lo serán las “tablets”. Principio y final va de tabletas, analógicas primero y ahora digitales. La diferencia substancial es la cantidad de escritura contenida en el soporte, además de otros usos alucinantes de las últimas, tales que un acceso ilimitado a la información mundial o la capacidad de hacer y enviar fotos y videos a cualquier parte. Pero centrémonos en la escritura y contemplemos por un instante la evolución de sus soportes a lo largo de los tiempos. Pronto aparecieron los rollos de papiro, que permitían leer un texto desenrollándolos progresivamente. Aunque un poco incómodos de leer si no se apoyaban sobre una mesa, permitían marcar posiciones de lectura introduciendo un pequeño trozo de papiro en un borde del rollo. Luego llegaron los pergaminos, de piel fina, y con ellos el auge de los “libros” en su acepción común, compuestos por un conjunto de pliegos cosidos que había que ir pasando para progresar en el texto. También en ellos se podían dejar marcas de lectura como en los rollos de papiro, e igualmente que en ellos, hacer anotaciones en los márgenes del texto. Lo siguiente sería ya más de lo mismo, el reinado permanente del libro usando papel en vez de piel e imprenta en lugar de escritura manuscrita.

En la era digital, la pantalla electrónica ha substituido al papel en multitud de usos, y también, cómo no, en gran parte de los textos literarios. Para ellos, se concibió específicamente el lector electrónico, que permite almacenar cientos de libros digitales en un dispositivo pequeño y ligero. El “e-Reader “ se popularizó rápidamente en los últimos años, y ahora empieza a decaer cediendo su terreno a las “tablets”, más versátiles, en las que la función de e-Reader es sólo un complemento más. Permiten la visualización en color como ventaja, y como inconveniente una lectura más cansada que la de la “tinta electrónica” de los e-Reader. El que la tablet vaya ganando la batalla es una muestra más de la deriva de los lectores hacia la lectura breve, en tiempos perdidos, a menudo interrumpida por otras solicitaciones de las comunicaciones multimedia. Y a no ser que se dote pronto al e-Reader de otras funciones complementarias como el acceso a internet, pantalla en color, interactividad, etc., estaremos asistiendo a su muerte. Ya es difícil encontrarlos en los comercios, mientras que proliferan las tabletas, cada vez más pequeñas y manejables.

Pero ¿y qué pasa con el libro tradicional? Pues que sigue bajando su venta a favor del ebook, más barato y fácilmente pirateable. Hoy el 80% de los lectores descargan gratis los ebooks, bien porque son gratuitos en origen o porque los piratean. Empieza a producirse en el mercado del libro una revolución comercial que se inició con la música: la destrucción del mercado de las editoras, que han disfrutado siempre de pingües beneficios y explotado a los autores, los verdaderos productores de literatura.

Los autores que se autoeditan digitalmente son ya una marea imparable y las plataformas de comercialización de libros digitales admiten unos precios de venta ínfimos. Tantas ventajas han generado un exceso de oferta que hace casi imposible para un autor abrirse paso hacia el lector. En la cadena digital falla la promoción, siendo poco eficaz la llevada a cabo directamente por el autor en redes sociales y otras plataformas gratuitas de lectura crítica. Empiezan a verse intentos de establecer concursos y premios por parte de las plataformas de edición, pero son muy poco profesionales. Hoy por hoy, la demanda de libros digitales se centra sobre todo en los gratuitos. Es una llamada que no debería desoírse: la exigencia del acceso gratuito a la cultura. En ese sentido, empiezan a desarrollarse bibliotecas virtuales que pueden ser accedidas online, siendo un servicio municipal gratuito más, como las bibliotecas convencionales. Los libros de texto acabarán siendo substituidos por libros digitales, terminando con la época de las pesadas mochilas de los escolares y el escandaloso negocio de las editoriales en este sector. Las grandes enciclopedias como la británica, que ya lo hace, no se editarán en papel, y semanarios tradicionales como el Newsweek, de formato tan cómodo, salen ya sólo en digital. En cuanto a los periódicos, hay augures que profetizan su desaparición en papel para dentro de un par de décadas a más tardar, existiendo ya ediciones digitales gratuitas de los más importantes.  

La publicación tradicional ha resultado apresada por sus costes de producción y comercialización frente a lo digital, haciéndola inviable, a pesar de que las editoriales tradicionales se esfuerzan por mantener en el mercado digital unos precios altos paro no perjudicar demasiado al libro en papel.

Con este panorama hacia el futuro, ¿qué porvenir le espera al libro tradicional? Quizás tenga una muerte lenta, muy lenta, como la han tenido todos los soportes analógicos anteriores. Nadie publica hoy en tablillas de arcilla ni en rollos de papiro, aunque se conserven algunos en los museos. Los románticos del libro en papel defienden su valor como objeto que se puede tocar, oler incluso, regalar envuelto en bonito papel de colores. Como todo objeto, uno se puede sentir su propietario y amarlo en la medida de su valor literario enriquecido por unas cubiertas y un papel de lujo; lo puede convertir en un fetiche, en suma, pero la esencia, la razón de existencia del libro es su contenido. No se puede olvidar que más romantica que el libro era la carta manuscrita, y ha desaparecido de nuestras vidas substituida por el correo electronico y las diversas aplicaciones de mensajería, sin que la echemos de menos.

Y hablando de muertes, conviene relacionarlas con el contenido de los libros. Es evidente que publicaciones en papel como los libros de texto, las grandes enciclopedias y los diarios tienen los años contados, ya que los contenidos multimedia de las publicaciones digitales serán incorporados a ellos, permitiendo disponer de videos, fotos abundantes e incluso grabaciones sonoras, además de hipertextos e interactividad.  La incógnita que nos ocupa es el destino de la obra literaria, materializada exclusivamente en escritura. Aquí es donde se librará la batalla entre lo analógico y lo digital, en la que el precio de los libros será un factor decisivo. Por supuesto que el libro en papel puede adaptar considerablemente los costes, como ya se hace en las ediciones de bolsillo y se hizo en épocas anteriores de manera más drástica, comercializando libros al precio de un café, sin portada y en papel periódico. Claro que degradado el libro fetiche a estas ediciones baratas, se apreciará en él sólo el contenido, como en la edición digital.

El libro en papel no desaparecerá, como no desaparecerán las grandes bibliotecas nacionales cuya misión esencial es conservar todo lo que se ha publicado, y como no hubiera desaparecido la antigua Biblioteca de Alejandría, que albergaba  más de setecientos mil rollos de papiro y pergamino, de no haberla destruido los azares de la Historia.  Pero los nuevos libros irán cambiando de soporte progresivamente, de la misma manera que van cambiando los hábitos de lectura de la gente. Hábitos que pueden ser criticados como puede ser criticada la sociedad actual, centrada en el pasatiempo, lo banal, la dispersión.  El libro tradicional apunta a una época en que se practicaba la lectura sosegada y profunda, la meditación en el mundo narrado, el ejercicio de la imaginación en suma. De todo ello queda un público devoto todavía que esperemos que nunca desaparezca.

miércoles, 15 de octubre de 2014

LA IDENTIDAD Y EL SELFIE

A lo largo de los años de nuestro desarrollo, cada uno hemos construido una identidad interior, una conciencia de nosotros mismos. ¿Pero es ésa nuestra identidad real? Parece que no, y por eso figura inscrita en el templo de Apolo en Delfos, entre otras muchas máximas morales, la famosa “Conócete a ti mismo”, que implica que no es fácil conocer nuestra identidad real, hasta el punto de situarla como una meta a alcanzar. Es un misterio la intención original de la máxima ya que se puede interpretar desde diversas vertientes. Desde el pensamiento religioso se la interpreta como la profundización espiritual y el conocimiento de la relación del hombre con la divinidad. Sócrates, al que algunos atribuyen falsamente la paternidad de la máxima, le da una interpretación moral, muy acorde con la intención de las otras máximas, que son realmente principios éticos que se han incorporado después en mandamientos o leyes en diversas religiones. Siguiendo a Sócrates, la tarea de conocerse apunta hacia algo exterior a nosotros, algo distinto de nuestra subjetividad, de nuestra identidad interior, y se trata no de cómo nos conocemos sino de cómo nos conocen los demás, la sociedad. Esto supone un mirarnos desde el cristal de las normas sociales, de la ética y la cultura.

En una sociedad reducida, aldea o grupo primitivo, la gente se conoce por las interacciones que tienen lugar en el transcurrir de la vida en común. Pero el asunto se complica cuando la dimensión de grupo social es grande, limitándose el conocimiento a nuestra manifestación en actos públicos, conferencias, publicaciones, entrevistas, etc. Es entonces cuando la identidad se constriñe a determinadas características de la persona, las que se ponen en juego en la actividad pública.

Si hablamos de una persona sin especial significación social, su identidad exterior estaría definida en su círculo familiar, amigos, trabajo, etc. Y si gracias a las nuevas tecnologías ese círculo de conocidos se amplía enormemente, como sucede en las redes sociales, veremos aparecer una nueva identidad exterior sumamente frágil e incierta que se establece en base a los contenidos personales que volcamos en la red. Se trata de una identidad idealizada, manejada por el autor, una identidad de “personaje”. Y es aquí donde entran en juego con toda intensidad los conocidos “selfies”. Una imagen vale más que mil palabras, reza un antiguo proverbio chino refiriéndose a su valor descriptivo, sin sospechar el fenómeno actual del selfie en el que dicho valor queda reducido al de una máscara. Hoy que se ha perdido la capacidad de discurso, cuando lo que se escribe generalmente en las redes son frases cortas, descuidadas, comentarios avaros de palabras como si no tuviéramos tiempo de nada, el valor comunicativo del selfie, aunque falso, ha cobrado gran importancia para contribuir a la creación de nuestra identidad exterior. Pero el selfie es una gota, un reflejo de sol sobre el agua, que dura un instante aunque tenga intención de eternidad. Es más espontáneo que un autorretrato cuidado pero su contenido es mucho más efímero y engañoso.   

Vivimos tiempos en que la propia imagen ha acaparado no sólo la identidad exterior sino la interior, tiempos en que muchos se reconocen a sí mismos a través de sus imágenes digitales en la pantalla del smartphone. Y uno se pregunta si la máxima “conócete a ti mismo” no se ha quedado obsoleta, si existe un conocimiento más completo de uno mismo visto desde los ojos de los demás o cada vez esos ojos exteriores ven menos, menos incluso que uno mismo. La identidad se está disolviendo entre los bits de las nuevas tecnologías y vuelve a resurgir la vieja duda metafísica, ahora con menos contenido metafísico: ¿La realidad es sólo lo que vemos o existe un mundo desconocido del que surgen apariencias?

lunes, 6 de octubre de 2014

TARJETAS BLACK

Tarjetas opacas o tarjetas en negro, con un límite de 50.000 euros al año, o sea, más de cuatro mil euros al mes, fueron usadas a placer por 83 de los 86 consejeros de Caja Madrid durante nueve años. No había que justificar los gastos, que podían ser completamente personales. Tampoco tributaban. Sin distinción de partidos, fueron disfrutadas por miembros del PP, PSOE, IU, UGT y CCOO. Un buen complemento de sueldo en negro, un caso más de los escándalos de corrupción a los que vamos estando acostumbrados, que se producen en  todas partes y en todas las formaciones políticas. Y esto último es lo más lamentable, porque pone en evidencia el declive y la corrupción de las ideologías, que parecen ser usadas como arma al servicio de los intereses más bastardos, al servicio de la conquista del poder y el beneficio personal. La gente normal, los miles de afiliados y simpatizantes de los partidos políticos, son los incautos que se engañan con la palabrería de los líderes y sostienen con sus votos a los medradores que hace mucho tiempo abandonaron y traicionaron sus ideas. Llámese desencanto, conciencia de una realidad en la que todo funciona por el interés personal y en la que no adherirse a este principio es ser un ingenuo, tanto como esos militantes de base que siguen creyendo en los partidos. No nos engañemos, el asunto de los sobresueldos es una práctica extendida en el mundo empresarial, bien en dinero negro o prebendas de todos los tipos. Y si estás en la cúpula directiva de una empresa tienes que aceptar las reglas del juego o despertarás desconfianza. Hay toda una serie de prácticas como ésta que pasan por normales, por propias de la “inteligencia” empresarial, como son la evasión de impuestos y la colocación del capital en paraísos fiscales. Tonto el que no lo haga, parece rezar una máxima implícita. Podemos llamar a esto corrupción, aunque en el mundo de la empresa se lo califique de habilidad financiera. La mente del poder no se parece en nada a la mente del trabajador. El éxito para la primera es optimizar sus beneficios manipulando la ley, mientras que para la segunda es seguir manteniéndose a flote cumpliendo con las obligaciones fiscales que una justicia inmisericorde no permite eludir al que no tiene recursos.

miércoles, 1 de octubre de 2014

EL MITO DE LA CIGÜEÑA

Desde la terraza de mi casa, en tierra de cigüeñas, las contemplo de madrugada en sus nidos y luego en posaderos soleados, en los vértices de los tejados altos o en las antenas de televisión, en milagroso equilibrio sobre sus delgadas patas rojas. Allí se calientan impasibles enderezando su alta figura como quijotescas aves blanquinegras. Pronto emprenden el vuelo hacia los comederos en las orillas del rio y los campos de labranza. Sus largos picos rojos atrapan pececillos y ranas en la ribera o penetran la tierra buscando lombrices; en los campos, capturan insectos y pequeñas alimañas. Así pasan el día hasta el oscurecer, cuando regresan a sus asentamientos. Otra vez enderezan su figura en los posaderos, como si contemplaran serenas sus dominios, hasta que a la hora del sueño se instalan en los grandes nidos y duermen sobre una de sus largas patas, la otra plegada dentro del plumaje para conservar el calor, el cuello recogido sobre la espalda de semejante guisa.


Hace algunos días, al final del verano, volvieron de los campos en gran cantidad, todas juntas, sobrevolando la ciudad a gran altura. Planeaban con elegancia describiendo amplios círculos y finalmente se fueron posando en unos tejados altos. Conté más de treinta y se las veía muy inquietas, como si tramaran algo. No se instalaron en sus nidos y la noche las acogió en los tejados. De madrugada habían desaparecido dejando un enorme vacío en la pequeña ciudad. Habían emprendido su migración hasta el África subsahariana, después de muchos meses de plácida vida instaladas en los campanarios de las iglesias, habiendo entretanto incubado, criado y visto crecer a sus polluelos. Les bastó un breve ejercicio de vuelo de altura sobre la ciudad para emprender su aventura anual, atravesando las tierras de España hasta el estrecho de Gibraltar, volando de día y recorriendo cada jornada varios cientos de kilómetros sin demasiado esfuerzo. Gracias a las corrientes térmicas ascendentes producidas por el suelo calentado durante el día, y gracias a sus amplias alas batiendo lentas y majestuosas, las cigüeñas son empujadas a las alturas, dejándose caer después planeando en vuelo ligeramente inclinado hasta volver a elevarse otra vez . Pero la ruta es larga y a veces hay que hacer mucho esfuerzo cuando las térmicas son débiles o no existen, como sobre el mar, por lo que las cigüeñas jóvenes son las más propensas a lanzarse a la aventura mientras que las viejas prefieren quedarse en el sur de la península o incluso en sus nidos de cría durante todo el año. Son tristes las cigüeñas viejas, solitarias en los nidos, soportando el frío y la lluvia, esperando que llegue otra vez la primavera.
 
La llegada de las cigüeñas es el anuncio de la primavera, de la vida renaciendo. Llegan cuando empiezan a florecer los almendros, haciendo juego con su blancura. Son aves tranquilas, contemplativas, que viven junto al hombre como si fueran domésticas. No cantan pero tabletean el pico haciendo un ruido característico de carraca de variados tonos y cadencias. Son atentas cuidadoras del nido y la prole, emparejándose frecuentemente de por vida y empollando los huevos por turno, de la misma manera que atienden a la alimentación de las crías. Son sin duda parejas ejemplares. Nuestro país alberga más del noventa por ciento de todas las cigüeñas europeas, y por eso no es apropiado para nosotros el mito infantil moderno de que los niños vienen de París transportados en el pico por las cigüeñas, ya que son muy pocas las que nos llegan de allí, y llegan en otoño, de regreso a África. Lo más probable es que el mito tenga origen en el norte de Europa, al que llegarían en primavera las cigüeñas procedentes del valle del Sena, revestidas de resonancias románticas de la Ciudad de la Luz. Francia ostenta además un índice de natalidad superior al resto de países europeos en la ruta migratoria de las cigüeñas, por lo que la leyenda está llena de sugerencias. Tampoco hay que ignorar el simbolismo freudiano fálico de su rojo y largo pico, que recuerda la nariz de Pinocho.
Pero el mito tiene raíces muy antiguas. Muchos pueblos, como los egipcios, griegos y romanos, o los pueblos germánicos, han considerado sagradas a las cigüeñas, protectoras de la pareja, el embarazo y los recién nacidos. Esta tradición que las relaciona con los niños fue incorporada y desarrollada por Hans Christian Andersen en un cuento en el que la cigüeña madre explica a sus cigoñinos: "Sé dónde se halla el estanque en que duermen todos los niños chiquitines, hasta que las cigüeñas vamos a buscarlos para llevarlos a los padres. Los lindos pequeñuelos sueñan allí cosas tan bellas como nunca más volverán a soñarlas... ". En alas del cuento, el mito se extendió por toda Europa y el mundo.
La utilidad del mito infantil se centra en la explicación puritana de la maternidad a los niños, que reclaman alguna explicación de tan insólito hecho. Hoy ya se explica a los infantes, en la medida de su capacidad cognitiva, la realidad biológica del asunto. Que el niño esté en la tripa de la mamá lo acaban entendiendo porque es evidente su tamaño, pero todo eso de la semillita que va creciendo y acaba convirtiéndose en un bebé les resulta  demasiado extraño y truculento, más que el cuento de Andersen. Es más sencillo y gratificante para el alma el mito que la ciencia.



sábado, 9 de agosto de 2014

APPLE STORE

Con gran expectación se abrió al público en Junio la nueva Apple Store de la Puerta del Sol, en el histórico edificio del nº 1, remodelado interiormente. Las multinacionales nos invaden y se van apoderando de nuestro patrimonio arquitectónico. Parafraseando a cierto político catalán, las multinacionales nos roban, no sólo los dineros sino la historia,  porque el susodicho edificio tiene una historia reciente muy significativa para los madrileños. Allí ha estado desde 1936 el famoso anuncio luminoso del “Tío Pepe”, encaramado en su azotea y presidiendo la vida madrileña como un símbolo del españolismo tópico (ese cantaor con cuerpo de botella y guitarra), casi tan español para los madrileños como el “Toro” de Osborne.

Pero Apple no podía estar debajo del “Tío Pepe”, por Dios, parecería una franquicia andaluza, sobre todo habida cuenta de las dimensiones del anuncio del vino. Así que hubo que cambiar el anuncio de lugar, al edificio del nº 11 de la plaza, quedando el del nº 1 limpio de polvo y paja, aséptico. Al menos, se ha conservado la arquitectura externa original, que data de finales del siglo XIX. Allí estuvo por entonces el famoso Café de la Montaña, escenario de tertulias literarias y políticas, que ocupaba la planta baja del edificio y se abría al exterior por 16 puertas que le dieron el apodo de “café de la pulmonía”. Fue allí donde  Valle Inclán perdió un brazo en una disputa a causa de un bastonazo que le dio su oponente, provocándole la fractura del hueso y una infección posterior que obligó a la amputación. Así de apasionado era el de las ilustres barbas, que había increpado al del bastón con la conocida frase “¿ y Ud. qué entiende de eso, majadero?”. Son historias chicas matritenses que hablan de otros tiempos en que no existían los ordenadores, ni los iPad, ni los iPod, ni los iPhone, que ahora se extienden encendidos sobre amplios mostradores en la gran sala diáfana del antiguo café.

Si Valle Inclán levantara la cabeza, sería ahora él quien la emprendiera a bastonazos, emulando a Don Quijote, contra ingenios tan poco literarios ocupando el espacio del Café de la Montaña. 

En aquellos tiempos a caballo de los siglos XIX y XX, la vida cultural y de ocio se centraba en los grandes cafés, donde tenían lugar acaloradas tertulias y discusiones. Allí se enteraba uno de lo que pasaba en la villa y en España, además de ser lugar de observación de toda la fauna humana de la época: antiguos congresistas, escritores de todos los pelos, artistas, actores, comerciantes, jóvenes calaveras, timadores, familias con jovencitas casaderas a la caza de un joven provechoso, etc., etc. Cada hora del día tenía su público concreto, siendo por la noche, hasta la madrugada, la hora de las tertulias vocingleras y apasionadas.

Hoy, esa realidad vivida de cuerpo presente ha desaparecido a favor del mundo virtual de las comunicaciones digitales, extenso en el espacio, más rico en información y más pobre en intensidad y contacto humano. ¿Qué será mejor? Apple asegurará que las nuevas tecnologías permiten una comunicación social  más rica y amplia, pero en la sala ahora desangelada del Café de la Montaña seguirá sonando el eco de la voz de Valle Inclán: ¿ y Ud. qué entiende de eso, majadero?

domingo, 29 de junio de 2014

RAMADÁN

Es el cuarto de los cinco pilares o principios fundamentales de la religión de Mahoma:  profesión de fe, oración, limosna, ayuno y peregrinación a La Meca. A los tres primeros nadie le pondría objeciones, pero el cuarto y quinto son singulares del Islam, aunque en el cristianismo hay un esbozo del cuarto relativo a la abstinencia y el ayuno, que deberá practicarse sobre todo en la Cuaresma y que ha quedado desfasado en su letra, ya que la carne, de la que habría que abstenerse algunos días, no es hoy el manjar más exquisito cuya privación suponga cierta penitencia. Podemos comer mariscos o deliciosos pescados que nada tienen que envidiar en suculencia a la carne, por no hablar del caviar, las angulas y otras delicatessen. Pero todos entendemos que donde se dice carne se quiere decir cualquier manjar selecto. En cuanto al ayuno cristiano, basta con hacer una sola comida al día el miércoles de ceniza y el viernes santo, si bien se puede tomar una ligera colación al desayuno y a la cena. Fácil penitencia, sin duda, casi simbólica. El Ramadán es más duro, pues exige, sin ningún tipo de contemplaciones, el ayuno durante un mes, el de Julio en la práctica, incluyendo hasta el beber agua o tener relaciones sexuales, aunque también tiene su trampa, pues la penitencia  se extiende desde la salida del sol hasta su puesta, pudiendo hartarse el fiel durante la noche de los más exquisitos manjares y placeres. Y de hecho así lo hacen, ya que es un mes de deleites sensuales, semejante a las fiestas navideñas de los cristianos. No es de extrañar pues que el Ramadán se aborde con alegría intensa y no con la humildad que conlleva el sacrificio. En realidad es una mezcla de austeridad y placer, una combinación perfecta para un epicúreo: el placer es mayor después de su carencia. Aunque el musulmán vive ambos aspectos religiosamente, como penitencia y recompensa. Y es que la religión musulmana es sensual, no se puede negar, lo mismo que su paraíso, repleto de bellas huríes y placeres de los sentidos. Tampoco hay que olvidar que el espíritu del ayuno diurno consiste en conseguir  un estado de conciencia desprendida de lo material que ayude al fiel a encontrar la presencia divina, aunque a la puesta del sol la abandone por los placeres materiales.

El Islam es una religión atrapada en la edad media, lo mismo que el cristianismo a pesar de los concilios renovadores, y que prospera, con mucho éxito, en pueblos en ese estado cultural atrasado. Sin embargo, no se diferencia del cristianismo en la fe sino en la práctica y sobre todo en considerar a Jesús como un profeta similar a Mahoma. Es más radical al considerar la unicidad de Dios sin separación en personas divinas ( Ah, el incomprensible misterio de la Trinidad que establece la divinidad de Jesucristo).

En la actualidad hay 2.200 millones de cristianos (entre católicos, protestantes y ortodoxos), 1.600 millones de musulmanes y 1.100 millones de personas sin filiación religiosa, además de otros grupos menores correspondientes a diversa religiones. Sobre una población total que ya supera los 7.000 millones, las personas con alguna filiación religiosa suponen el 84 % de la población mundial, y los creyentes en el Dios de las religiones reveladas o "del libro" (cristianos, musulmanes y judíos), alcanzan el 60 %. Nuestro Dios goza de buena salud todavía, y los musulmanes lo celebran con devoción y entusiasmo en el Ramadán.

lunes, 16 de junio de 2014

PROSTITUCIÓN Y PIB

Nuestro PIB anda necesitando un buen empujón que nos levante la moral económica y también la de nuestros inversores extranjeros, y se va a recurrir a incorporar a él determinadas actividades de la economía sumergida, que no por ilegales son reales y palpables como la vida misma. Entiéndase así el comercio de la prostitución y de las drogas. Y surge, como es evidente, el problema ético que consiste en oficializar para bien una actividad ilegal. Se la persigue por un lado y por otro se la incorpora a nuestra economía como una fuente de bienes que mejoran nuestros balances y nuestra imagen económica en el exterior. Y lo peor es que no es sólo cosa nuestra, sino que corresponde a una directiva europea. Si realmente estas actividades resultan beneficiosas para la economía, no habría que perseguirlas sino incluso legalizarlas y fomentarlas. Claro que esto no haría más que seguir poniendo en evidencia que los valores primordiales de nuestras sociedades no son los éticos sino los económicos. Es el mismo caso que el tabaco, que se anuncia como mortal en las cajetillas pero se sigue vendiendo debido a los impuestos que genera. Perro mundo de las contradicciones.

No va a ser fácil computar  (nunca mejor dicho) los ingresos de la prostitución o de las drogas, que habrá que estimar de manera aproximada, muy aproximada. Y luego alardearán los gobiernos de haber subido el PIB una o dos décimas debido a sus políticas económicas, cuando la manipulación de un índice tan chapucero y con tantas lagunas como el PIB se presta a estas subidas poco ciertas. Ahí está por ejemplo la estimación de la economía “legal” pero sumergida, no declarada ni generadora de impuestos, que por fuerza se hace a ojo y se incluye en el PIB. Y qué decir de los productos y servicios que no se venden y por tanto no se evalúan, como el trabajo doméstico, los servicios que presta el voluntariado, la producción para el consumo propio en el medio rural, etc. ¿Por qué no incorporarlos también de manera estimada al PIB, antes incluso que la prostitución y las drogas?

El PIB, dudoso índice que en adelante podría significar también “Prostitución Ilegal Beneficiosa” y que nos abre las puertas de las agencias de calificación mundiales. Sin un buen PIB no hay nada que hacer hoy en el mundo de la economía, o sea, en el mundo

 

martes, 3 de junio de 2014

EL REY

¿De qué se puede hablar de más actualidad que del Rey? Del viejo y del joven, que en este momento están en trance de transmigración y no sabe uno ya a cual referirse, pues hace meses que están en ello a puerta cerrada. El proceso ha sido estudiado cuidadosamente y a poco que uno analice los indicios de la operación se dará cuenta de que ha sido bien planeada. Un relativamente escueto comunicado de abdicación, como restándole importancia, ha oficializado la cesión de la corona. Podría haber hecho el Rey padre un emotivo análisis de su reinado, señalando los momentos clave, los éxitos conseguidos, los problemas afrontados, etc., pero se ha limitado a comunicar con brevedad su decisión de abdicación. Es una manera adecuada de no levantar demasiado alboroto, tal y como están las cosas, y que la transferencia se haga rápido y “callando, callando”. Y no obstante, ya se han llenado las plazas de algunas ciudades clamando por la República. No se puede ignorar que la reciente monarquía es de herencia franquista, a pesar que Franco era un militar republicano que al final se sublevó. No le debieron quedar ganas al “Caudillo” de promover una tercera República al final de sus días, en lugar de la antigua monarquía borbónica, pues las heridas republicanas de la guerra civil no se habían cerrado todavía. Incluso ahora siguen abiertas en muchos, o mejor, han sido reabiertas por la acción de algunos y la omisión de otros.

El caso es que se avecina una nueva etapa en la que habrá que afrontar el acoso de las tendencias separatistas periféricas, tejer una reforma de la Constitución que impida la disolución del país y hacer frente a la crisis generalizada de las instituciones, motivada por la corrupción, el descrédito de la clase política y su desconexión de los ciudadanos. Ha sido sintomático el éxito logrado en las elecciones europeas por el partido “Podemos”, heredero del movimiento del 15-M, que a pesar de sus propuestas utópicas, ha calado profundamente en una parte sustancial de la población. También ha ayudado, cómo no decirlo, el carisma personal de su dirigente, Pablo Iglesias, que parece ya predestinado por nombre desde la pila bautismal (si hizo uso de ella) para liderar una izquierda capaz de generar ilusión.

El problema es que la tarea a realizar es ya demasiada para el viejo Rey, que probablemente anhela no manchar su reinado con un final desastroso que acabe tumbando definitivamente la monarquía española. Y le ha soltado el marrón a su sucesor, ya entradito en primaveras y que probablemente estará deseando coger las riendas del casi simbólico poder para intentar salvar al país, y a la monarquía, de la amenaza del inmediato futuro. El momento es el oportuno, ya que está cerca la batalla política separatista catalana definitiva y hay que dejar al sucesor en su puesto antes del verano para que vaya trabajando, a la vez que el veterano Rey se va a disfrutar de unas merecidas vacaciones. Hay un paralelismo claro con la renuncia del Papa, abrumado y sin las fuerzas suficientes para luchar contra la corrupción vaticana y los escándalos de la curia. Y eso que el Papa contaba con la ayuda de Dios para resolver sus problemas, así que al Rey, que últimamente está demasiado solo, se le disculpa con mayor motivo. Aunque al final, como a Suarez, se le reconoce el mérito de haber conducido al país a la democracia sin más enfrentamientos civiles.

Váyase pues de vacaciones, Majestad, que en todo caso, como el viejo Papa, seguirá cohabitando con el nuevo Rey y le echará una mano si fuera menester. Y además, ahí está también la nueva Reina, cuyo papel en la sombra está por ver y que, si se le pasa la tontería estética, pudiera dar un buen juego. Será curioso contemplar cómo se van definiendo los perfiles de ambos. Nunca se sabe de antemano cómo evolucionan las personas al cambiar las circunstancias. De momento, el nuevo Rey nos sigue pareciendo el Felipe que hemos conocido desde que era niño, al que le faltaba siempre  medio hervor, aunque ahora use barba entrecana y haya endurecido algo el gesto. Lo que no se le podrá negar es apariencia, lo mismo que a Leticia, y dicen que además buena preparación. Pero le hará falta algo más para lidiar este toro que le ha caído en suerte. Que la tenga buena.

domingo, 25 de mayo de 2014

LA MIRADA DE LA DAMA

Se han vuelto a abrir las nobles puertas del Museo Arqueológico Nacional, después de seis años de trabajos de remodelación y actualización según las técnicas museísticas modernas (ya le hacía falta), y hemos tenido ocasión de encontrarnos de nuevo, cara a cara, con la Dama de Elche, la pieza cumbre de la arqueología íbera.

La mirada de la Dama encierra un enigma, y es lo que atrae la atención con persistencia después de evadirnos de su complejo tocado y la profusión de sus adornos. También Leonardo da Vinci puso un enigma en la mirada de la Gioconda, pero muy distinto, muy mundano, quizás erótico; era, y es, una mirada levemente atrevida e insinuante que nos penetra como si conociera nuestros secretos más íntimos e inconfesables, o como si quisiera hacernos cómplices de los suyos. Nuestra Dama íbera alberga un misterio muy distinto, espiritual, casi de ultratumba. Su rostro parece hallarse a mitad de camino entre la vida y la muerte, sus facciones se muestran casi yertas, inexpresivas, pero no hieráticas sino muy reales. Pequeñas asimetrías en el rostro la hacen creíble, lejos de la perfección y simetría idealizadas de la escultura griega clásica. Sus ojos, ligeramente convergentes, con los párpados un poco caídos, parecen estar mirando a un punto cercano situado delante de ella y abajo, como si estuviera ausente, absorta, contemplando el más allá o el mismo centro de su ser interior. Se ha perdido la pasta vítrea de sus iris, que ahora se muestran vaciados, acentuando esa impresión de muerte, de vacío en la mirada. También se ha perdido su policromía, que sin duda animaría su aspecto. Nuestra otra gran dama ibérica, la de Baza, se manifiesta de manera completamente distinta, viva y mirando de frente hacia los que están delante, los ojos muy abiertos, el gesto humano aunque el perfil es noble y autoritario. Su alma está completamente fuera, mientras que en la de Elche está dentro. Si ponemos los dos bustos frente a frente, parece que la de Elche bajara  respetuosa la mirada ante la de Baza, pero sin embargo, si los ponemos en paralelo, mirándonos, la de Baza parece una reina y la de Elche una diosa. La de Baza es madura, y la de Elche es joven, la primera de rostro amable, la segunda de una rara belleza, indígena y a la vez griega, como si el escultor hubiese adaptado los cánones de la escultura griega a la belleza primitiva, étnica, de una íbera. La de Baza es una mujer noble y poderosa, la de Elche es un fenómeno contenido de la naturaleza. Ambos rostros son muy reales dentro de su solemnidad, retratos auténticos de mujeres de aquella época de nuestros orígenes. Ambas, junto con otra dama encontrada hace poco en Guardamar, hecha pedazos e incompleta, y fea por añadidura, son los únicos representantes de la escultura realista íbera, porque el resto de tallas encontradas, bastante abundantes, son estereotipadas o de pequeño tamaño, representando damas oferentes, guerreros, etc., sin pretensiones naturalistas sino fundamentalmente simbólicas.

La Dama de Elche se salvó de la destrucción iconoclasta  que aconteció en los pueblos íberos en un periodo de cambio socioeconómico durante el siglo V a. de C., con una probable revolución en las estructuras de poder. Se ocultó el busto en una improvisada hornacina de piedras adosada a la muralla de la Alcudia, y así fue encontrada a finales del siglo XIX. Sin duda era demasiado hermosa para permitir que fuera destruida. Ha viajado mucho la misteriosa y bella Dama, codiciada por los franceses y expuesta definitivamente en el Museo Arqueológico Nacional para disfrute de nacionales y extranjeros, concitando miles de visitas diarias.  Aquí la tenemos de nuevo ante nosotros, realidad y símbolo a la vez de la belleza íbera, casi viva, casi muerta, pero palpitando en su verdad.


sábado, 17 de mayo de 2014

SELFIES

Desde que se inventó la fotografía, el fotógrafo, que es por esencia solitario en el ejercicio de su arte, como el escritor, ha sucumbido  a veces a la tentación de hacerse un autorretrato rápido. Debía usar un trípode y enfocar previamente el área donde iba a colocar su rostro. La llegada de las cámaras modernas compactas facilitó mucho la tarea, pues bastaba con alargar el brazo  y disparar apuntándose a uno mismo, aunque en ocasiones el centrado de la imagen no fuera demasiado bueno. Finalmente, la aparición de los smartphones con objetivo adicional frontal ha permitido verse en la pantalla antes de disparar, de manera que la foto puede salir a nuestro gusto y de manera rápida. Es evidente que si el retrato nos lo hace otra persona con una buena cámara, los resultados son mejores ya que puede realizarse a mayor distancia, jugando con la distancia focal, la profundidad de campo y el fondo de la imagen. Pero el autorretrato fotográfico, autofoto, selfie o como quiera llamarse según los caprichos de la moda, que pretende introducir algo nuevo cambiando el nombre a lo que ha existido siempre, es algo personal, improvisado, impulsivo. Su popularidad se ha fraguado al calor de las redes sociales, donde prolifera esa banalidad de asomar el rostro en diversas situaciones para hacer ver a los demás que existimos. Es lo malo de las relaciones virtuales, que si no damos continuas señales de existencia se nos puede creer fuera de juego, desaparecidos en combate. Luego está la simpleza de pretender que con una foto tomada en un momento feliz todo el mundo va a imaginar que llevamos una vida triunfante. Claro, como no nos conocen en persona, el engaño está servido y el selfie se convierte en una imagen falsa de nuestra vida real. También sirve el selfie, todo hay que decirlo, para divertirse uno mismo en ese ejercicio narcisista de poner caritas y hacer muecas, que antiguamente hacían los adolescentes ante el photomatón, cambiando el gesto en cada foto de la tira.

En fin, no da mucho más de sí el fenómeno tontorrón del selfie. Me parece un síntoma  claro de la vida real bastante solitaria que lleva mucha gente y del paliativo superficial que suponen las redes sociales. Son los tiempos que corren. La pregunta del diez es si el selfie no lo estarán promocionando últimamente los fabricantes de smartphones para vender nuevos modelos con cámara frontal de alta resolución.

lunes, 5 de mayo de 2014

NUEVAS TECNOLOGÍAS: LA NUEVA ESCLAVITUD

Es imparable el avance hacia una sociedad interconectada de ámbito global,  propiciado por las llamadas Nuevas Tecnologías o Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Pero todo innovación técnica tiene su lado oscuro, es decir, la posibilidad de un mal uso. Eso de pensar que la tecnología es neutra en sí misma, ni mala ni buena, sino que la responsabilidad recae en el uso que se haga de ella, es una ingenuidad de los usuarios o una falacia de las empresas tecnológicas. El caso es que la tecnología es buena y mala a la vez, es decir, que es inevitable que produzca ambos resultados (energía atómica, aviones, etc., etc.). Y las TIC no podían escapar a esta dualidad. 

 Uno de los primeros smartphones en salir al mercado fue el BlackBerry, de la compañía canadiense RIM. Los creadores andaban buscándole un nombre que fuera divertido, fresco, cool (como dicen los americanos) y se les ocurrió utilizar el parecido de su teclado con una mora: pequeño, negro y granado. Y se quedó con BlackBerry. Lo que no sabían, o no se percataron, es que así se llamaban irónicamente las bolas negras de hierro que llevaban sujetas al tobillo, por medio de un grillete, los esclavos negros de los campos algodoneros del Sur de Estados Unidos. Quisieron vender la imagen de una fruta y vendieron la de un grillete. Y para regocijo de la historia, éste empezó a ser muy pronto el uso que se decantó debido a las especiales prestaciones del teléfono smart. Las empresas regalaban la mora a sus ejecutivos de manera que estuviesen en contacto permanente con ellas, prolongando su disponibilidad laboral en todo momento y lugar. Y no valía desconectarse ni fingir que no se recibían los mensajes, porque todo quedaba registrado. Los ejecutivos se convirtieron pronto en los esclavos modernos de las empresas, con su grillete BlackBerry de alta tecnología.

Recientemente, el Smartphone se ha generalizado, adquiriendo un uso lúdico debido a sus inagotables aplicaciones, contenidos multimedia, mensajerías, etc. Pero ha generado una nueva esclavitud, que ahora llamamos adicción ya que es voluntaria, y que obliga también al esclavo a un uso continuo del aparatito. En el entretenido ingenio se acaba delegando toda la actividad mental, de manera que puede decirse que cuanto mayor uso se hace de él, más vacía se tiene la cabeza. Ya no se piensa, ni se relaciona uno en persona, sino que todo se hace a través del teléfono. Basta con tenerlo encendido para que el mundo entre en nuestra cabeza hueca y lo llene de contenidos, banales o no, que lo que importa es sentirse interconectado con una realidad fácil y un grupo social amplio aunque virtual. Se acabó la soledad, el tener que pensar, que trazar planes y hacer proyectos, porque todo nos lo dan hecho; sólo hay que dejarse llevar por las múltiples sugerencias que pululan en el teléfono listo. Ya no es preciso ser listo uno mismo, ni creativo, ni desarrollar habilidades sociales, basta con tener un telefonillo de última generación que nos provea de todas esas cualidades. Y así, es un hecho observable que cuanta mayor pinta de torpe tiene una persona, más se le ve aferrado a su aparato; no hay un segundo de inactividad que no le dedique al mismo, y si lo olvida por un momento, basta con oír el silbidito que le lanza para que se someta inmediatamente a su dominación. Es un acto automático, un “tic” (será por eso de las TIC). Es el silbidito del amo a su perro, cariñoso pero dominante. Ir en el metro o el tren y oír continuamente los silbiditos de los amos a sus mascotas se ha convertido en algo que ya produce náuseas, pero los perritos atienden diligentes las llamadas, sonrientes, felices y agradecidos.

Pero la nueva esclavitud no la generan sólo los smartphones, sino que las tablets y hasta los eternos ordenadores se han llenado de aplicaciones nuevas poco necesarias, de sistemas operativos mejorados (en teoría), de programas cada vez más potentes que nos obligan a una actualización continua de nuestros conocimientos y habilidades. Si a eso le añadimos la permanente guerra contra los virus informáticos que conlleva tanta interconexión y tanta propaganda basura, resulta que nuestro tiempo se consume en atender a las nuevas tecnologías más que en usarlas. Y muchos disfrutan con estas habilidades, con estar a la última en antivirus, en Apps para rizar el rizo, en programas que se usan un par de veces pero que les cuesta semanas aprender a manejar bien. Las TIC se convierten así en un objeto en sí mismas en vez de un medio útil para hacer determinadas cosas. En realidad no habría que quejarse porque quizás siempre ha sido así con todas las novedades, si no fuera porque ahora ya es excesivo el ritmo de innovación, el consumo de tiempo que hay que dedicarle al amo tecnológico. Y no vale quedarse atrás, el querer seguir con la tecnología antigua, porque cualquier cosa que se hacía antes ya no es posible hacerla ahora debido a que el servicio que la permitía está soportado en la nueva tecnología y es incompatible con la antigua. Las empresas fabricantes siguen usando el viejo truco de la obsolescencia programada, que se aplicó inicialmente a la duración de las bombillas (se fundían innecesariamente al cabo de cierto número de horas).

Si, las nuevas tecnologías, además de sus inapreciables funciones,  son también una auténtica condena que se va apoderando de las mentes y volviéndonos cada vez más dependientes, más torpes sin ellas, mas esclavos. El problema se ha debatido mucho, incluso desde sectores médicos, pero el lado oscuro de las nuevas tecnologías sigue pasando desapercibido para una gran parte de la gente, sobre todo para aquellos que están atrapados en su adicción. Por eso nunca estará de más haberle dado otro empujoncito a la crítica.
 
 

domingo, 27 de abril de 2014

LA MARATÓN DE MADRID


Ya con la solera que le otorgan sus treinta y siete años, la maratón de Madrid ha contado con casi treinta mil corredores de los pueblos de España y de los países del mundo. Como podría sospecharse, la ha ganado un keniata y otro ha quedado el segundo –esas liebres africanas son imbatibles–. En categoría femenina, una etíope se ha llevado el galardón, empleando treinta minutos más que los ganadores masculinos, que emplearon poco más de dos horas en recorrer los 42 Km que separaban de Atenas, más o menos, la llanura de Maratón donde hace algo más de 2.500 años tuvo lugar el famoso enfrentamiento contra los persas. Hay diferentes relatos históricos al respecto, pero el olimpismo moderno se ha quedado con el de Plutarco, según el cual, Filípides, un corredor de fondo, recorrió a toda velocidad esa distancia para avisar a los atenienses de la victoria, y al llegar murió extenuado por el esfuerzo. Lo que no sabremos nunca es el tiempo que empleó en la hazaña –no había entonces relojes de pulsera– pero sí sabemos el enorme esfuerzo que exige esta carrera, en la que algunos, a fuerza de voluntad, se obligan más allá de sus posibilidades. Extenuados han llegado algunos participantes, incluso uno ha sufrido un infarto, y otros han llegado sin resuello, con la cabeza de lado y los ojos llenos de espanto. Otros se lo han tomado por el lado festivo, que de todo se puede hacer diversión participando. Ahí estaba algún cachondo de buena talla vestido con traje de sevillana y paso alegre, o un nórdico con elevada cresta rubia de vikingo, sin olvidar a un veterano de musculatura ya flácida y cuerpo completamente tatuado. Había patinadores, que no sé qué pintaban ahí, pero que sin duda se cansaban menos que los corredores, y hasta algún triciclo movido con manivelas. En plan más sufrido, se veían bastantes canosos y algunos ancianos incluso, corredores flacos fibrosos y flacos endebles, entrados en carnes sudorosos y colorados, gorditas de bultos bamboleantes que parecía que se iban a desarmar y lumbálgicos de esos que caminan con el cuerpo en ángulo y que duele verlos correr. Hasta un ciego había, cogido del brazo de un vidente, ambos muy conjuntados en la tarea. Y es que lo importante es participar, poder decir aquello de “yo corrí la Maratón del 2014 en Madrid”. Es lo que cuenta, llegar a la meta, se tarde lo que se tarde, siempre dentro de las seis horas que permanece abierta. Hay sin embargo, como en todos los sitios, algunos tramposos que corren sin dorsal, que se han incorporado a la carrera en cualquier punto, quizás para hacerse la foto o para sentirse participantes en el evento aunque no en el esfuerzo.

Otro fenómeno sumamente curioso es el de los animadores, que jalean con palmas y frases de aliento a los corredores: ¡Venga, campeón, que ya llegas!, ¡Vamos vamos, que sólo quedan 4 Km!, ¡Go go go…! ¡Allez allez, bravó! Los extranjeros se desbordan con los corredores de su país, y si además son familiares o conocidos, dan saltos agitando los brazos y gritando desde que los ven aparecer a lo lejos. Y curioso es sobre todo el fenómeno de los animadores solitarios, generalmente chicas, que parecen establecer  lazos de complicidad y empatía individual con los corredores, y que no cesan de aplaudir y dar ánimos a todos ellos, como si les conocieran personalmente. Da la sensación de que encuentran placentero, desde su condición descansada, el intentar transferir a los fatigados corredores la energía que a ellas les sobra. Y ya que no corren, se identifican con ellos y se cansan gritando y aplaudiendo. 

Dura prueba sin duda, aunque la carrera original, si es que Herodoto no se engaña, la hizo todo el ejército ateniense desde Atenas a Maratón para impedir que los persas, recién desembarcados, se desplegaran y sitiaran Atenas. Y añade, para mayor gloria de Filípides, que en realidad fue enviado a Esparta para pedir ayuda y recorrió sin descanso los 250 Km que la separaban de Atenas. Y no murió desfallecido al llegar. Sin duda los atletas griegos antiguos eran al menos tan duros como los actuales keniatas.

domingo, 20 de abril de 2014

BLOGS


Los blogs empezaron a popularizarse a comienzos  de los años 2000, creciendo rápidamente el número de usuarios que volcaban en ellos artículos o reflexiones sobre temas de su interés personal. No resulta fácil encontrar un nombre castellano equivalente al de blog, ya que “diario” es demasiado íntimo, “dietario”, que sería el más adecuado para recoger sucesos relevantes, y así se ha empleado por algunos escritores, es en realidad muy poco usado y al común de los mortales le suena a planificación de comidas, y “bitácora”, que es el término que habitualmente se emplea, tiene demasiadas resonancias marineras, de diario de a bordo. Así que al final, la Real Academia, como en tantos otros casos de incapacidad para adoptar un nombre castellano, ha optado por la solución fácil, por aceptar el nombre anglosajón popularizado, corto, snob y traído por los pelos de “blog”, que no es otra cosa que b-log, contracción de web-log, donde “log” procede de la jerga informática aludiendo a un registro de eventos. Así pues, blog significa registro de eventos soportado en la web. Como añadidura al mero registro textual, permite incorporar fotos y videos e intercambiar comentarios entre lectores y autor.

Hasta aquí todo bien, o casi, y los comienzos de la andadura de los blogs fueron felices, plenos de visitas y comentarios, pero la popularidad conlleva la masificación y ésta la soledad entre la muchedumbre. La actual selva de los blogs se traga en su maraña los nuevos que se publican y los condena al desconocimiento; es entonces, en el intento de salir a la luz, cuando todo empieza a complicarse y hacerse ingrato. No basta con crear un blog y publicar en él interesantes artículos, sino que hay que abrirse paso en la jungla a golpes de machete para alcanzar algún claro desde donde poder ser vistos. Así aparecen los directorios y buscadores de blogs y las estrategias para aparecer en ellos, como incorporar su publicidad, intercambiar enlaces con otros blogs, elegir astutamente las palabras del título y de los artículos publicados en el propio de manera que al ser atractivas y de moda, a pesar de que no nos resulten demasiado adecuadas, sean detectadas fácilmente por los buscadores; también es preciso escribir comentarios ingeniosos en otros blogs, aunque sus artículos no nos gusten demasiado, para que nos obsequien con un comentario en el nuestro y otros lo vean, etc., etc. Es decir, comienza la ardua tarea de “promocionarse”, de corromperse un poco para sacar adelante a nuestra criatura. Y sobre todo de perder el tiempo, robándoselo a la tarea de escribir. Son los tiempos que corren. 



http://www.boosterblog.es

jueves, 10 de abril de 2014

EL CERDO

Del cerdo se aprovecha todo, siempre se ha dicho. No sólo su carne en todas las partes de su anatomía, como el inigualable pernil puesto en salazón y curado por el tiempo –los franceses lo cuecen y le llaman jambon, que no está mal pero es más  sabroso el lacón gallego– , las jugosas chuletas, la insuperable panceta para acompañar un par de huevos fritos –los ingleses, que son muy escuetos en el comer, la llaman bacon y la sirven en lonchas demasiado finas–, etc., sino que hasta de las orejas y el morro se hacen apetitosos platos, y con las tripas se hacen embutidos. Y no me podría olvidar del manjar por excelencia, el cochinillo asado, el lactante animalito entero haciendo las delicias del paladar. Y luego le llaman de mil maneras despectivas, como guarro, puerco, gorrino y otras lindezas, aunque si esos nombres suenan tan mal es porque el bicho es ciertamente inmundo. Curioso contraste, la suciedad en que vive y se revuelca y la exquisitez de su carne. Pero hay quien dice que también las rosas son más bellas si están bien abonadas, es decir, que la muerte y la vida cuando van juntas dan los mejores frutos.

Pero el caso es que, para mayor gloria del cerdo, los biólogos están trabajando para utilizarlo como fábrica de órganos humanos, que resolvería de una vez por todas la escasez de donaciones de órganos para trasplantes. Y lo que sucede es, aunque suene mal el decirlo, que cerdos y hombres somos bastante parecidos interiormente. La técnica consiste en modificar  genéticamente un embrión de cerdo para que no desarrolle un órgano determinado, por ejemplo el hígado, y después inyectar en el embrión células indiferenciadas humanas, de manera que el hígado desarrollado será genéticamente humano. ¡Un cerdo con hígado humano (qué barbaridad, Creador)! A ese embrión híbrido le llaman “quimérico” aludiendo al animal mitológico que tenía cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente. Y va a resultar que el engendro no es una quimera, es decir, algo imposible, sino que está llamando a las puertas de la realidad.

Naturalmente, a nuestro cerdo quimérico habrá que sacrificarlo cuando sea mayor para extraerle el hígado y trasplantárselo al humano de turno. Bien, como todo es aprovechable en el cerdo, servirá de paso para hacer chorizos y jamones, y que nadie lo sepa no sea que le vayan a entrar escrúpulos, porque esto de la biología es demasiado complejo y a lo peor las células humanas del cerdo han emitido efluvios genéticos en su desarrollo y contaminado, humanizándolas, las células porcinas cercanas, de manera que acabamos cometiendo pecado de antropofagia.

Y lo más curioso es que la cabaña porcina futura va a tener muchas más variedades que las tradicionales de bellota, recebo o serrano. Ahora se hablará de variedades hepáticas, renales, cordiales, etc., etc. Habría que levantarle un monumento al generoso cerdo y, por supuesto, cuando a uno le llamen “cerdo”, habría que contestar que muy honrado.

miércoles, 2 de abril de 2014

LOS EMPRENDIMIENTOS

Que no se diga que los españoles no somos emprendedores e imaginativos en tiempos de máxima crisis. Ayer veía a un joven con buena pinta que vaciaba afanoso uno de esos contenedores del Ayuntamiento destinados a depositar papel. Introducía las manos por el agujero y las sacaba llenas de todo tipo de revistas, diarios, cartones; luego los depositaba en la trasera de su utilitario moderno, que tenía aparcado al lado. Tiempos de crisis, paro juvenil, ganas de buscarse la vida como sea, aunque te paguen algunos céntimos por kilo de trabajo.
Y qué decir de los recicladores de muebles viejos, esos que recogen sillas huérfanas, mesitas cojas, lámparas sin bombilla y demás útiles desterrados de los cómodos domicilios pudientes que niegan a sus antiguos enseres, alguna vez queridos,  la soledad de sus trasteros. Para qué hablar, también, de los negociantes de ropa usada, esos que colocan en algún espacio público caritativos contenedores con nombre de ONG para depositar ropa usada, que luego acaba en el África subsahariana vendida al peso, en enormes bultos cerrados, a espabilados comerciantes de la miseria que se hacen ricos en su país vendiendo por piezas.

Algunos emprendimientos son más serios y alejados de la picaresca, que  pretenden ofrecer, por un módico precio, servicios que resultan caros hoy. Ahí está el alquiler de trajes de novia, incorporado al tradicional alquiler de chaqués o smokings para una sola ceremonia (qué pena de novia sin la ilusión de hacerse su traje inolvidable). Ahí está la secretaria virtual, eficaz y servicial a distancia, vía internet, pero dando imagen de presencia en la oficina para los clientes (lástima que no pueda traernos un cafelito o alegrarnos la mañana con su tipazo). Y así muchos más, que al menos son productivos y rentables para las personas modestas y las pequeñas empresas.

 Pero también hay emprendimientos orientados  a los ricos, que ya se sabe que donde hay miseria hay también una minoritaria abundancia. Ahí están esos negocios devenidos de moda por arte de la sinsustancia cultural y el prurito de los ociosos de rizar el rizo. Tales son los negocios de helados para mascotas, criaderos domésticos de tarántulas, pastelitos de diseño o coaching para niños (por qué co... no les ayudarán sus padres). Lo del coaching es ya una enfermedad, hasta el punto de que algunos snobs sin oficio, pero con beneficio, se atribuyen un hipotético título genérico de coach, sin especificar sobre qué disciplina pretenden entrenar. A lo peor es sobre la propia disciplina del coaching, es decir, son coaches de coaching. Cualquiera sabe.

viernes, 28 de marzo de 2014

VIDA ARTIFICIAL

Siempre se ha dicho que la vida la creó Dios, aunque los materialistas opinan que fue la Madre Naturaleza. Llamémosle H, que a lo mejor ambas cosas son lo mismo o actúan conchapadas, pero lo que sí es cierto es que se requirió un inmenso potencial creador para llevar a cabo la tarea. En el caso de Dios, necesitó siete días para terminar la obra, si bien no sabemos la duración de aquellos días divinos en relación a nuestro tiempo terráqueo. En el caso de la Madre Naturaleza, la buena señora se pasó millones de años dando palos de ciego, mezclando elementos, activando rayos y volcanes, haciendo correr ríos y llenando mares, hasta que un día, de chiripa, apareció una microscópica célula viva, esto es, un corpúsculo de materia capaz de crecer construyéndose a sí mismo a expensas de los elementos del medio y siguiendo un diseño incorporado en su interior: el famoso ADN localizado en los cromosomas; corpúsculo capaz también de dividirse en dos células hijas idénticas que continuaron el proceso de manera indefinida, garantizando la supervivencia de su casta. Pero eran células muy simples, las conocidas bacterias. Luego aparecieron unas células más complejas (eucariotas), cuyo material genético estaba empaquetado dentro de una membrana o núcleo, de funcionalidad reproductora más sofisticada y que darían lugar a los seres pluricelulares y de ahí a toda la evolución de los animales y plantas.


Sirva lo anterior de background, probablemente innecesario, para situar el hecho de que un equipo de científicos de la Universidad de Nueva York acaba de sintetizar en laboratorio un cromosoma eucariótico perteneciente a un hongo, la levadura de cerveza, tan familiar para los científicos y los amantes del dorado líquido. Ya se había conseguido en 2010 sintetizar ADN de una bacteria, pero el hecho de que todos los animales (hombres incluidos) y plantas compartan el mismo tipo de célula compleja o eucariota reviste a este hallazgo actual de una importancia trascendente. El siguiente paso se anuncia como la reconstrucción de los 16 cromosomas de la levadura (los humanos tenemos 23 y compartimos con la levadura un 12% de material genético). Con ello se habría dado el alucinante paso de crear un organismo viviente complejo.
 
Ya hace décadas que se empezó a meter la mano en la estructura de la vida, con gran utilidad práctica y no sin pocas críticas de índole biológica y ética: los alimentos transgénicos, la clonación, las células madres, etc. Pero hasta ahora la cosa se limitaba a modificar la naturaleza o a hacerla reproducirse artificialmente. Ahora se abre el camino para crearla directamente en laboratorio. Y muchos se preguntan, invadidos por el pánico y temiendo la ira de los dioses: ¿Hasta dónde vamos a llegar? Que no teman, el camino de la creación artificial de la vida es demasiado largo y de momento no pasaremos de algunas aplicaciones prácticas interesantes como la fabricación de fármacos, alimentos o biocombustibles. Pero el camino está abierto y uno se plantea cuántos milenios harán falta para llegar donde llegó la Madre Naturaleza por sí misma, dando palos de ciego. Ahora ya no se darán palos de ciego y el camino será más breve y menos azaroso. Y después de todo, si la naturaleza lo hizo a ciegas, ¿por qué no habría de hacerlo el hombre, que es también parte de la naturaleza, y además naturaleza consciente?