jueves, 3 de octubre de 2013

UNA NARIZ EN LA FRENTE

Todas las narices arrancan de la frente, del límite inferior de la frente. Pero la de un chino, operado recientemente para reconstruir la suya después de un accidente, se dirige inclinada hacia arriba, hacia el cabello, quebrando todas las leyes de la anatomía, de la costumbre y de la estética. Diríase que estamos ante un rostro cubista, despiezado y reconstruido al albur en un alarde de las posibilidades de la cirugía plástica. Da hasta grima contemplar una foto del sujeto -que no se incluye-, por no hablar de los sentimientos que debe experimentar el susodicho.

Sin duda alguna, han debido primar consideraciones quirúrgicas, anatomía de los tejidos, etc., pero lo que no se ha considerado en la operación es el derecho a la propia imagen, a la dignidad de la persona. No se puede poner una nariz en la frente ni una oreja en la barbilla o un brazo en la cadera, por mucho que se favorezca la implantación de los tejidos. Debería tenerse un respeto casi sagrado a la forma natural humana, aunque diversas modificaciones de la misma resulten también operativas. ¿Sería admisible que en determinados oficios, por resultar ventajoso, se implantara un ojo en la nuca, o cuatro brazos en vez de dos? Posible quizás lo sea, pero aberrante y enajenado también.

Ya produce bastante impacto sicológico la cirugía estética al uso, que altera –se supone que para bien- la forma natural de determinados órganos, pero modifica la percepción de la personalidad habitual por los demás y por el propio sujeto. Y cambiar un órgano externo de sitio, aunque sea temporalmente, ya es pasarse diez pueblos.

Naturalmente, la implantación de esa nariz china no es definitiva, sino un paso intermedio para favorecer el crecimiento de los tejidos, de cara a una colocación final en su sitio. Aunque podían habérsela implantado en la barriga, bien tapadita, o al menos ponerle un amplio gorro al operado.

En todo esto, lo que produce turbación e inquietud es esa indiferencia y banalidad con que se modifica lo natural, como si la cara fuese sólo una forma y no el espejo del alma, como reza el conocido dicho. Y me pregunto qué alma le corresponde a un rostro con la nariz en la frente.

3 comentarios :

  1. Acuérdate del tercer ojo de Lobsang Rampa o como se escriba dicho escritor,
    Al menos el subsodicho desdicho podrá oler con cabeza.
    Y si los operantes estaban borrachos o le quisieron gastar una broma o si lo pidió la Sra, etc etc

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  2. Respecto a tu libro de "14 historias y una Aventura en Paris" me resultó muy ameno.
    El arte de la Lucidez me ayudó a entender mas los entresijos del alma.
    Enternecedor el de Luna.
    A ver si saco tiempo para bajarme el de la Isla Desnuda, ya sabes que todo lo que me suene a mar y si como supongo tiene que ver con Ibiza me encanta

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