Dicen que en Siria el ejército ha usado armas químicas, y
todas las televisiones de Europa y América exhiben dramáticas fotos de hombres,
mujeres y niños abatidos por ellas. Pero hay quien dice que el origen de las
fotos es dudoso, así como el número de víctimas. Y lo más dudoso es el bando
autor. Parece al menos extraño que el ejército sirio, que está venciendo a las
guerrillas opositoras y que cuenta con un armamento potente, se vea necesitado
de usar armas químicas, más propio de un bando que lucha a la desesperada o de
ocultas maniobras de terceros para provocar la intervención internacional. En
Irak también se justificó la invasión por la supuesta existencia de armas de
destrucción masiva que nunca aparecieron.
La muerte en la guerra siempre es dramática, sea con armas
químicas o no, y hasta ahora han muerto 100.000 personas en Siria en los dos
años que llevan de guerra, amén de dos millones de desplazados de los que la
mitad son niños. Pero eso no parece ser suficientemente dramático para EEUU
frente a un episodio de empleo de armas químicas, prohibidas en la mayoría de
los países aunque no en Siria. Parece que los americanos ya han olvidado que
ellos las usaron con profusión en Vietnam, y hace poco en Irak. ¿Deberían ser
juzgados internacionalmente por ello?
La realidad es que el episodio de las armas químicas es el
pretexto para la intervención en el conflicto por razones estratégicas en
Oriente Medio. La política de EEUU en la zona parece basarse en la atomización
de los núcleos de poder, de manera que no se configuren potencias que tengan
demasiada influencia y control sobre el territorio y sus ricos recursos
energéticos, llave del desarrollo industrial y económico de Occidente. Sumiendo
en el caos a los países más relevantes, se garantiza la necesidad de llegar a
acuerdos y negociaciones en los que EEUU puede intervenir de manera decisiva
para sus intereses. Y lo que no parece importarles es el ingente coste en vidas
humanas y el desastre económico y social en que dejan durante muchos años a
esos países sumidos en la guerra civil. Después de todo, serán buenos clientes
en la compra de armamento.
La moral de doble rasero sombrea el gesto y blanquea aún más
las incipientes canas de Obama, aunque es claro para algunos que en el mundo hay buenos y
malos, y hay cosas que a los malos no se les pueden permitir.
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