jueves, 20 de febrero de 2014

LITERATURA FABRICADA

El avance en los desarrollos de la inteligencia artificial está propiciando resultados que alcanzan el campo hasta ahora exclusivo de la creatividad humana. Todo comenzó con aquellos programas de juego de ajedrez, que no han cesado de mejorarse y son capaces de ganar a campeones del mundo. Aunque en este caso más que de creatividad se trata de cálculo, de operaciones lógicas y grandes bases de datos. Pero ya se empieza a inmiscuir claramente lo digital en lo específicamente humano con esos programas de creación musical que van apareciendo. Primero se trataba sólo de una ayuda a la composición, facilitando enormemente la tarea hasta el punto de no ser necesario el conocimiento de música, pero ahora ya existe algún software que es capaz de crear música clásica por sí mismo, música capaz de provocar emociones.

Y claro, le tenía que tocar el turno a la literatura. También existían ya, hace tiempo, los útiles editores de texto que daban un aspecto profesional a los escritos, además de facilitar enormemente la edición y corrección ortográfica. Últimamente han aparecido los programas de ayuda a la creación literaria, que organizan la información disponible, gestionan tareas, ayudan a la creación y manejo de personajes, escenarios e imágenes de apoyo, permitiendo además el montaje de escenas y capítulos como si de una película se tratase. Y recientemente  –era inevitable–, ha aparecido algún programa capaz de escribir una novela entera a partir de cierta información de entrada. Hay que introducir en él una trama, unos personajes referenciados a los de una novela conocida y un estilo y herramientas narrativas tomados de algún escritor famoso. Y ya está, el “escritor virtual”  se pone en marcha y en tres o cuatro días tiene la novela terminada.

Sobre este desarrollo informático incipiente habrá que ir incorporando nuevas herramientas para provocar emociones, crear tensión entre los personajes, etc., pero ya se ve que subyace en el proyecto la intención de lanzar un nuevo tipo de literatura “fabricada” que acapare un cierto sector, poco exigente, de mercado. La idea tiene el terreno abonado en estos momentos donde lo que se vende al gran público es, sobre todo, género de evasión, libros casi clonados de intriga, terror o sexo más o menos explícito. Es el negocio perfecto para las editoriales, libres entonces de los autores y sus derechos, acortados los tiempos de producción y dispuestas a inundar el mercado con títulos de usar y tirar. Claro que esta tendencia ya ha triunfado desde siempre en manos de autores que escribían en serie novelas policíacas, románticas o del oeste, con tanta facilidad como el que hace churros.

Aunque no informatizada, esta tendencia a la fabricación de literatura está también presente en esos librillos, artículos  o “manuales de autoayuda” que pretenden enseñar a escribir un “best seller”.  Incluso en Estados Unidos –cómo no–, han desarrollado un algoritmo que predice con más de un ochenta por ciento de probabilidad el éxito comercial de un libro. El algoritmo se basa en el análisis estadístico del uso de las palabras y de la gramática, y se ha validado aplicándolo a libros de literatura clásica, coincidiendo los resultados del algoritmo con el éxito de los libros analizados.

En fin, nos queda el consuelo de que tendrán que pasar quizás milenios para conseguir simular la plena creatividad humana, si es que alguna vez se logra. Entonces estaremos en un mundo donde la especie humana habrá dejado de tener sentido y un nuevo ser, biónico, habitará la tierra. ¿Seguirá haciendo falta entonces la literatura?

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