jueves, 13 de diciembre de 2012

EL SUICIDIO DE LA ENFERMERA JACINTHA

A todas luces ha sido desorbitada la reacción de la enfermera Jacintha Saldanha, de origen indio, víctima de una broma de dos locutores de la radio australiana, que se hicieron pasar por la reina Isabel II y el príncipe Carlos interesándose por la salud de Kate Middleton, que estaba recibiendo atención médica en el hospital King Edward, donde trabajaba Jacintha. Además, ella simplemente transfirió la llamada a la enfermera que atendía a la princesa, que fue la que dio toda suerte de información a los bromistas. Estos, no contentos con la burla en sí, la difundieron por todo el mundo a través de Internet y las redes sociales, dando a la broma una dimensión que alcanzaba de rebote a la familia real y a las instituciones hospitalarias británicas.

El caso es que la enfermera Jacintha ha aparecido ahorcada con un chal en la habitación de enfermeras del hospital, mientras que su compañera, la que atendió realmente a los bromistas, no parece que se lo haya tomado tan a la tremenda. Sin duda Samantha se sintió más culpable ya que debería haber filtrado la llamada, haber sospechado algo antes de darla por auténtica. O la hicieron sentirse más culpable desde determinadas instancias, cosa que se ha desmentido oficialmente.

Muchas cosas quedan en el aire tras este suceso, y algunas ambigüedades. Se dijo inicialmente que había aparecido muerta y que se le iba a hacer la autopsia para esclarecer la causa de la muerte, pero se ocultó que se había ahorcado. Tenía también heridas cortantes en las muñecas y se encontraron varias notas suyas dirigidas a sus familiares, marido e hijos, aunque se desconoce su contenido. Se hará una investigación detallada que no se conocerá hasta Marzo. Pero al margen de la investigación del hecho en sí,  dos cosas nos quedan claras: la primera, la estupidez de los bromistas de los medios, dispuestos a rentabilizar su ingenio a costa de gente normal que no imagina lo ciegamente banales que son.  Segundo, el drama interior de personas como Jacintha, que siendo personas serias y trabajadoras, llevan posiblemente una historia conflictiva dentro que no trasciende al exterior y que les hace reaccionar de manera extrema ante circunstancias problemáticas. Esa “intrahistoria” personal no saldrá en la prensa y pasará desapercibida, pero los locutores trágicamente bromistas la llevarán encima siempre si llegan a conocerla.  

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