Los blogs empezaron a popularizarse a comienzos de los años 2000, creciendo rápidamente el
número de usuarios que volcaban en ellos artículos o reflexiones sobre temas de
su interés personal. No resulta fácil encontrar un nombre castellano
equivalente al de blog, ya que “diario” es demasiado íntimo, “dietario”, que sería el más adecuado para recoger sucesos relevantes, y así se ha empleado por algunos escritores, es en realidad muy poco usado y al común de los mortales le suena a planificación de comidas, y “bitácora”, que es el término que habitualmente se emplea, tiene
demasiadas resonancias marineras, de diario de a bordo. Así que al final, la
Real Academia, como en tantos otros casos de incapacidad para adoptar un nombre
castellano, ha optado por la solución fácil, por aceptar el nombre anglosajón popularizado,
corto, snob y traído por los pelos de “blog”, que no es otra cosa que b-log,
contracción de web-log, donde “log” procede de la jerga informática aludiendo a
un registro de eventos. Así pues, blog significa registro de eventos soportado
en la web. Como añadidura al mero registro textual, permite incorporar fotos y
videos e intercambiar comentarios entre lectores y autor.
Hasta aquí todo bien, o casi, y los comienzos de la andadura de los
blogs fueron felices, plenos de visitas y comentarios, pero la popularidad
conlleva la masificación y ésta la soledad entre la muchedumbre. La actual
selva de los blogs se traga en su maraña los nuevos que se publican y los
condena al desconocimiento; es entonces, en el intento de salir a la luz, cuando
todo empieza a complicarse y hacerse ingrato. No basta con crear un blog y
publicar en él interesantes artículos, sino que hay que abrirse paso en la jungla
a golpes de machete para alcanzar algún claro desde donde poder ser vistos. Así
aparecen los directorios y buscadores de blogs y las estrategias para aparecer
en ellos, como incorporar su publicidad, intercambiar enlaces con otros blogs, elegir astutamente las palabras del título
y de los artículos publicados en el propio de manera que al ser atractivas y de moda, a pesar de que
no nos resulten demasiado adecuadas, sean detectadas fácilmente por los buscadores; también es preciso escribir
comentarios ingeniosos en otros blogs, aunque sus artículos no nos gusten demasiado,
para que nos obsequien con un comentario en el nuestro y otros lo vean, etc., etc. Es decir,
comienza la ardua tarea de “promocionarse”, de corromperse un poco para sacar
adelante a nuestra criatura. Y sobre todo de perder el tiempo, robándoselo a la
tarea de escribir. Son los tiempos que corren.
http://www.boosterblog.es
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