
Y la vida en nuestro planeta continúo cambiando y
proliferando en mil formas distintas cada vez más complejas, hasta llegar a los
primates y dentro de ellos al hombre, dotado de la mayor conciencia del reino
animal; tanta que ha comenzado a explorar el Universo con su pensamiento y
hasta quisiera trascenderlo y ver más allá de la Gran Explosión creadora.
Vivimos en medio de un Misterio que todas las religiones a lo largo de la historia
han tratado de iluminar con la misma inspiración que el autor del Génesis. La
evolución ha dejado ya de ser biológica para ser cultural y espiritual, y a uno le
gustaría asomarse al mundo después de haber transcurrido un millón de años más
de evolución, y ver si el Misterio se ha desvelado y el Hombre vive ya en el Paraíso. Eso al menos lo han imaginado personas como Teilhard de Chardin, que dedicó su apasionada vida a unificar ciencia y religión en una sola visión coherente que hoy, pasadas algunas décadas, vuelve a querer iluminar de sentido el futuro.